Friday 25 January 2008

Verdad verdadera

No Christian uses condoms. You can deny reality or look it in the eye. 21 - Today's Christian magazine.

Thursday 24 January 2008

I'm crazy for trying and crazy for crying and I'm crazy for loving you

Me han dicho muchas veces que estoy mal de la cabeza, y yo que no, que no me entienden. Hoy ya debería contestar, si quiero ser honesto conmigo mismo y no faltar al octavo mandamiento, que no se equivocan, porque desde las once de la mañana de este día de primavera anticipada soy el desolado (aunque soleado) poseedor de una cartilla de salud mental, con una primera cita para el 14 de febrero, día de los enamorados. No puede ser coincidencia.

Entrar en el Centro de Salud Mental impone. Empiezo a mirar a mi alrededor a la gente sentada en la única sala de espera del centro tratando de imaginar por qué razón están allí, si tenemos algo en común, o mejor, qué cosas de locos harán que me distingan de ellos. Me parecen todos unos chiflados, desde el hombre al que besa en la mejilla una chica de pelo rizado que le habla con cariño, hasta el chico que sentado lee un libro en plena quietud (esa inmovilidad no puede ser normal, no es síntoma de salud), si bien más tarde yo mismo sacaré Cien años de soledad de la mochila e inmóvil me sentaré a leerlo a solo metro y medio de él (la diferencia es que yo estaré en mí y a él lo estoy viendo desde metro y medio de distancia. Si me pudiese ver desde metro y medio de distancia, probablemente no me sentaría allí ni sacaría el libro; me limitaría a esperar de pie, como hacen las personas cuerdas, a que terminasen de introducir mis datos en el sistema ("me fichasen") y me devolvieran mis cosas junto con la cita impresa en un pequeño recibo con mi hora de visita y mi número de orden (no sabía todavía que me vendrían con una cartilla en la que me habrían escrito a mano una primera cita y reservado veintitrés líneas vacías más para citas posteriores... como si yo fuese a volver, como si este fuera en verdad el comienzo de mi locura). Distingo la ventanilla de citas a un lado de la sala, haciendo esquina con el patio central, decorado con azulejos de colores. Mientras hago cola, veo un cartel que dice que las citas para nuevos pacientes solo se despachan de 9:30 a 13:30. Son las once, así que he venido por pura casualidad, quizá llevado por mi impetuosidad, dentro del horario establecido. A través del vidrio de la ventanilla veo acercarse a la sala a una chica con media cara de chufla. Parece simpática. Viene haciendo muecas, medio bufando. Cuando abre la puerta que da a la sala y llama a un paciente me da la impresión de que es una mujer extraña. Como si por pasarse la mayor parte del día entre locos, se le hubiera pegado algo. Cuando se aproxima su paciente le dice sonriente, "sí que hay gente hoy", y ambos desaparecen detrás de la puerta y, de nuevo, a través de la ventanilla, los veo dirigirse a una consulta situada al fondo de la sala administrativa. Me llega mi turno. Entrego la tarjeta sanitaria y el volante de la doctora, me siento en la sala y saco el libro. Me extraña la familiaridad con la que las psicólogas tratan a los pacientes allí reunidos. Parecen saberse los nombres de todos. Seguro que a ellos ya les han rellenado más de una cartilla de citas. Después pasa un psicólogo alto y delgado con el pelo canoso y una leve cojera que me hace pensar en el Dr. House. Este es serio y no busca la complicidad del paciente. Es brusco y seco: debe de ser de Madrid.

Unos minutos después sale una chica con mi tarjeta sanitaria y la cartilla, me las da y me dice que la cita va ahí escrita. Me apuro a salir del centro. El aire lo noto cargado y aunque pienso que las enfermedades de los presentes serán mentales y no contagiosas, no me siento a gusto entre enfermos. Necesito aire fresco. Salir del centro no me resulta tan vergonzoso como entrar. Ya no me importan los transeúntes con los que me cruzo ni lo que piensen en relación con mi vinculación con el centro. Es más importante salir de allí. Me mezclo con la gente de la calle y con una pequeña sonrisa pienso que igual que al ver el Saber Vivir de hoy he pensado que presento todos los síntomas de una enfermedad cardiaca (y me pregunto por qué no me han hecho ninguna prueba para comprobar que mi corazón está latiendo con soltura y no se encuentra fatigado y a punto de ceder), la psicóloga seguro me convencerá de que tengo lo que ella estime oportuno. Probablemente necesitaré medicación, probablemente al tomarla me sentiré mejor, y terminaré esquizofrénico o en un manicomio. Tengo que cerrar mi mente y no hacerle ni caso. Si se empieza a meter en asuntos privados le tendré que decir, "no sé qué tiene que ver eso con mis problemas respiratorios. No creo que ningún trauma infantil me los haya causado. Centrémonos."

PD. Se ha muerto Heath Ledger. Alucino!

Monday 21 January 2008

Duerme bien e InfuRelax

Acabo de hacer mi cama alta. La noche pasada no pude dormir. Me tomé antes de acostarme una Multinfusión® duerme bien® Armonía para tu Cuerpo y tu Mente de Pompadour® elaborada con rooibos, melisa, honeybush, anís, canela, regaliz, lúpulo, dulces hojas de zarzamora, cardamomo y flor de loto (estoy leyendo la lista de ingredientes, claramente). La compré el sábado junto con una InfuRelax de Hornimans, con azahar (que facilita el sosiego), melisa (de aroma perfumado, procura un buen descanso), tila (ayuda a conciliar el sueño) y hierba luisa (proporciona un sabor refrescante), gracias a la bondad e imprudencia de la cajera del Carrefour, que me dejó pagar con la tarjeta Pass sin enseñarle el dni (que me había dejado en la fotocopiadora de la escuela. Por cierto, el vigilante que estaba allí el sábado a partir de las diez de la noche me parece una muy buena persona).

El caso es que me tomé la duerme bien con la esperanza puesta en que me ayudaría a dormir bien, pero intuyo que a sus creadores no se les ocurrió que la causa de tu insomnio pudiera ser la vecina. Confirmo aquí que no sirve contra latinoamericanas vigilantes a las dos de la madrugada, con la tele puesta con una película o culebrón latinoamericano, que se ríen con su risa tonta cada poco mientras reposan en el sofá o la cama con su novio, probablemente abrazaditos comiéndose a besos. Cómo odio a las parejitas. Terminaron la chica, su risa y su televisión con mi paciencia. Me levanté de la cama todo alterado después de haber tratado inútilmente de conciliar el sueño, primero con la melisa y el rooibos, más tarde taponándome los oídos con la punta de mis dedos índice, abrí el sofá, subí impetuoso las escaleras de la cama, arranqué la ropa mientras profería insultos en susurros y juraba venganza, me hice la cama en el sofá y traté de dormir (los ruidos quedaban ahora bastante más amortiguados debido a la habitación que quedaba entre ellos y mi salón). Me costó. Estaba desvelado. Me levanté con dolor de mandíbula y muerto de sueño, les llevé rápidamente el despertador a la pared que separa su casa de la mía y se lo dejé allí pegado, mientras me duchaba, hasta que dejó de sonar. No sé cómo tienen dispuesta la casa. Quizá el cuarto que linda con mi habitación sea su sala, no su dormitorio, y en su habitación no se hayan enterado del despertador, amortiguado el sonido por esta estancia intermedia; quizá utilicen con frecuencia tapones para los oídos y mi venganza no haya surtido efecto.

Ayer reconocí por primera vez en la vida en este blog que me había enganchado a Cuéntame. Hoy ya la han quitado de Clan TVE. Ahora ponen Paco y Veva. Paco es el de Los hombres de Paco y Veva no sé.

He hablado con el psicólogo que me recomendó la neumóloga. Me ha dicho que el taller para aprender a respirar tendrá lugar el sábado y domingo. Parece que sabe bastante de su campo. Me dijo que lleva dedicándose al tema de la respiración treinta años. El curso cuesta 150 € y allí estaré. A ver qué tal.

Sunday 20 January 2008

"Tú no eres interesante para mí"

     —Tú no eres interesante para mí.
     Yo continué caminando a su lado, pero al modo en que un pollo sin cabeza continúa volando, o sea, muerto. Aquella frase me había roto literalmente el corazón. Un cuchillo oxidado no habría tenido efectos más devastadores. Continué andando, pues, por pura inercia hasta su casa y luego seguí hasta la mía sabiendo que ya no era necesario imaginar que iba a morir al minuto siguiente porque ya estaba muerto. Entré muerto en casa y logré alcanzar, muerto, el cuarto de baño para ocultar la trágica situación a la familia. Al mirarme en el espejo reconocí en mi rostro todos los atributos de un cadáver. Tenía la nariz afilada y el rostro pálido como la cera. Sabía que la nariz afilada era un síntoma cadavérico porque se lo había escuchado a mi madre a propósito de una foto del cadáver de Pío XII en el periódico. Ella dijo «nariz afilada» y «rostro cerúleo». Así estaba yo delante del espejo, con la nariz afilada y el rostro cerúleo. No era que la vida hubiera perdido sentido. Es que ya no había vida.
     Estar muerto era en mi situación un consuelo, pues cómo soportar vivo, no ya aquel rechazo, sino aquella humillación. Tú no eres interesante para mí. En una de las miles de veces que repetí la frase, reconstruyendo la situación para ver si le encontraba una salida, pensé que entre el «tú no eres interesante» y el «para mí» había habido una pequeña pausa, una cesura, que dejaba una vía de escape. Quizá había dicho: «tú no eres interesante, para mí.» La coma entre el «interesante» y el «para mí» venía a significar que podía ser interesante para otros, incluso para el mundo en general. Era la primera vez que le encontraba utilidad práctica a un signo ortográfico, la primera vez que le encontraba sentido a la gramática. Quizá al colocar aquella coma perpetré un acto fundacional, quizá me hice escritor en ese instante. Tal vez descubrimos la literatura en el mismo acto de fallecer.
     Y bien, ¿podía salir del cuarto de baño e incorporarme a la vida familiar confesando que me había muerto (de amor)? Era evidente que no, de modo que tenía que fingir que continuaba vivo, ya veríamos durante cuánto tiempo. Si llevaba meses ocultando mi condición de espía, ¿por qué no ocultar ahora mi condición de finado? Por unas cosas o por otras, nunca pertenecía al mundo en el que me hallaba, ahora porque ellos estaban vivos y yo no. Me lavé la cara, abrí la puerta y me mezclé con la familia fingiendo que era uno de ellos.
Juan José Millás, "El mundo"

Ayer terminé "El mundo", de Juan José Millás. Me ha parecido un libro estupendo. Sin embargo, su lectura no ha sido una experiencia totalmente gratificante. A veces, mientras leía, en vez de escuchar en mi mente mi voz, esta se desvanecía y se colaba en ella la voz del Carlos adulto, narrador de "Cuéntame cómo pasó". Era algo que odiaba. No me gusta su tono al contar las cosas en la serie y no me gustaba que se metiera en mi cabeza y se apropiara de mis vivencias, de mi imaginación. Siempre buscaba la forma de espantar esa voz y que la mía regresara. Últimamente veo mucho "Cuéntame". Lo sigo en Clan TVE. No hay nada mejor en la tele a esas horas y, de alguna manera, me ha enganchado.

También me tuve que escapar en un par de ocasiones vagón abajo en el metro para alejarme de desconsiderados con la música del móvil alta que me distraían.

Wednesday 16 January 2008

Acelerado

Nervioso, acelerado, ansioso—me dijo la neumóloga—. Se te nota al hablar, en la forma que tienes de mover las manos... Necesitas relajarte.

Thursday 10 January 2008

02/01/1429 AH

Happy new year to my non-existent Muslim visitors :) I would like to begin by reviewing what happened in 1429 (click on the year to find out). I should also explain that AH stands for "Anno Hegirae", which is Latin for "in the year of Hijra", where Hijra is the migration of Mohammed from Mecca to Medina.

It was Tarik who told us this morning we were on the second day of the first month of 1429. I made a joke. I said, You're living in the Middle Ages. Tania just said, No wonder... whatever it means :)

"Ask, and it will be given to you; seek, and you will find; knock, and it will be opened to you. For everyone who asks receives, and the one who seeks finds, and to the one who knocks it will be opened." (Matthew 7, 7-8)
I couldn't remember the exact quote or the apostle who had written it. Yet I referred to this passage this afternoon before I asked Alastair to marry Noreen. I haven't got a reply yet. I hope the answer'll be yes :) I'll keep you posted.

PS. I have got the happy news that Sheng and Jinyong are getting married (with their respective partners). All the best for the four of you, my dearest fiancés and fiancées!!

Sunday 6 January 2008

Olé olé Holanda olé, Holanda ya se ve


Recurro una vez más a las fotos de On Ice Madrid para desearos un muy feliz fin de fiestas con la esperanza de que los Reyes os hayan traído muchos regalos. Los Reyes por aquí no han pasado... todavía. Tony Leblanc ha dicho que qué más va a pedir, que está contento con que le hayan traído más vida. Yo me conformaría con que me trajesen vida sin más.

PD. Los vecinos.
    —La niña ha metido la cabeza en el váter.
    —¡Cuántas veces os tengo que decir... aýýýý!
Se oye el llanto de un bebé.

Saturday 5 January 2008

Juega con el Niño

Ver anuncio televisivo.

Christmas scenes

My Christmas holiday: from the 23rd of December to the 3rd of January.

What's that sign over there? I drew near.

Ehm?? This must be a joke! I turned around and walked away.

I went up the ramp to explore the first and second floor. I was looking for a good place to settle for the night.

Nothing up there. Just benches with people lying on them, fast asleep. I had spotted a better place back on the ground level. I installed myself at a table in a cozy dining area, with a British couple and an Argentinian family (shown sleeping on the right-hand side) as neighbours.

Now wait a second! This is not a god-forsaken little village in the middle of nowhere. This is a big and vibrant city in a modern country, suitable enough for Sandra Bullock and her family, or anyone else in the world, for that matter, to spend their Christmas... My village mind!!!! I drew close to the Arrivals board to check for flights from the US. None until after eight. It was two. I noticed that the Iberia flight from Santiago (de Compostela), expected to arrive at five to midnight, was delayed until four. Amazing!

At half past four, the flight from Santiago was further delayed to eight o'clock!

Walking towards my gate in the K (red) area of the christmas-decorated T4 terminal.

Home. Through the lounge window: a foggy day.

Zoomed in.

From my bedroom's window: the same foggy day.


And my sister in the driveway.

From the front door.



Yule log or tronco di natale (imported by El Corte Inglés from Italy) on New Year's Eve...

... and my sisters.

Back at T4 on 3 January. The four towers (in the background) looked beautiful with their tops covered by the low clouds. It's difficult to appreciate here.


The four towers.

Friday 4 January 2008

O infinito é o Pedroso

Iamos pola autoestrada do Atlántico en dirección A Coruña-Ferrol. Ao pasar o Monte Gaiás amosouse ante nós a cidade iluminada. Serena e queda, agardaba a aterraxe da grande mole invasora do Monte Pedroso que flotaba sobre ela. A medida que nos moviamos cara ao norte as luces das antenas do Pedroso descendían e á fin se mesturaron coa inmensidade luminosa derredor del e Santiago adquiriu vida.

O Pedroso. Lembro que cando fixen a práctica do refractómetro no laboratorio de óptica, o profesor, que se non me equivoco era Xesús, nos dicía que para calibralo tiñamos que enfocar cara ao infinito, que para nós sería o monte Pedroso, que se vía a través das ventás ao fondo. Foi o primeiro que chamou a miña atención cando me achegaba paseniño á Escola o mércores da semana pasada. Antes diso deixoume engaiolado o parque do Paxonal, cómo están a deixar Pontepedriña, que tiña boa falta de que lle meteran man, como a ten o Sar ou a avenida de Romero Donallo (a beira sur), que por desgraza aínda non tocaron; e especialmente me gustou a zona do viaduto do tren, con esa nova fonte de pedra que recende a Galicia e a antigo, do mesmo xeito, aínda que a outra escala, que a fachada barroca da catedral, da que adoitaba eu dicir que ao pasar por diante dela viñan ao meu maxín imaxes de muiñeiras e gaitas; e que encaixaría mellor nunha praza de granito da zona monumental.

Decateime unha vez máis de que Santiago está á vangarda das novas tecnoloxías. Non só levan usando dende hai anos as tarxetas sen contacto nos autobuses, senón que agora puxeron en práctica algo que considero fundamental nalgún dos cruces de Madrid: os semáforos sonoros con mensaxe indicativa da rúa á que afectan. Ás veces oes o asubío, e pensas que é o teu, pero en realidade é o da rúa do lado, e se es cego estas cousas levan a confusión e unha certa inseguridade. Agora para cruzar premes o botón e agardas ata que oes o asubío e a voz de muller computerizada que anuncia "Avenida Mestre Mateo. Pode-pasar", con ese gracioso "pode-pasar" atropelado.

Rematei o libro de Manuel Rivas. Engado aquí algúns extractos sobre a arquitectura da Coruña e as dificultades de visión dunha das personaxes da novela:

“El só tiña unha lembranza fotográfica do Pavillón, coa súa fachada de arquitectura sensual. Mágoa que ardera. Fora un dos templos naquela arquitectura, un peculiar art-nouveau atlántico, que se estendera pola Pescadería e no Recheo gañado ao mar e que semellaba concibida para un estado permanente de coqueteo, un plan gozoso do que participaban as persoas e os materiais, a voluptuosidade da madeira, o renacer erótico dos metais, esa súbita vontade vexetal do ferro, a cor dominante do cristal en todas as partes, unha segunda natureza de espellos, espazos para ver e ser vistos, coa segunda vida do vidro, a da noite, eléctrico e somnámbulo. A seguinte ondada, espléndida, non por casualidade contemporánea na súa orixe da estadía portuaria da Araña Negra e Corbu, foi a das casas-barco. Despois da guerra, o horror arquitectónico. A violación da carnalidade modernista. A intimidación catastral. A corrosión do carácter da cidade. O principal trazo da ditadura era a fealdade. Unha conclusión impublicábel. Todo se volvera máis feo. El mesmo. A caligrafía.”
(O home de Roswell, páx. 466)


“O doutor díxolle que tiña presbicia e que por iso se lle esvaían as verbas miúdas no papel. E entón Polca enumerou os sete pecados capitais [...] O que non sabía, dixo Polca, é que houbera un oitavo pecado. A Presbicia.
“Puña Polca os lentes da Presbicia e antes de virarse e poñerse de verdade serio, aínda tiña aquel detalle que lle aprendera Pepe Pazos. [...] Pazos, antes de falar, tiña aquela humilde deferencia que Polca imitaba: Que podo contarche eu que sexa perdurábel?
“Fora Polca polo Tomo I d’O home e a terra, de Elisée Reclus, porque alí estaba unha clave do que lle quería dicir [...]. Mais esqueceu o que buscaba, como lle pasaba tantas veces, porque ficou ollando unha esfera debuxada e sostida por dúas mans. Se miraba por riba dos lentes da Presbicia, a esfera esvaíase, movíase borrosa nas mans como un corpo estraño. A través das lentes ficaba nítida, no seu sitio [...]
“Ías lerme algo, pai.
“Si, xa; estou a buscar.
“Non sabía Polca se era mellor mirar a esfera coas gafas da Presbicia ou vela borrosa. Agora tiña problemas coa visión das mans. Cando a esfera se puña, digamos, esférica, as mans tremían.”
(O libro de Elisée, páx. 492)


“Un día, coa cama elevada, dille que non ve.
“E que vas ver, papá?
“Eu pensaba que desde aquí ía ver mellor. Mais non vexo nada. Nin o de aquí nin o de alá. Algo de néboa, si.
“Néboa?
“Poalla. Máis ben poalla. Como a televisión sen sinal, lembras os puntiños? Moito pelexei con esa televisión que me mandaches. Non era por min. Eu xa me acostumara aos puntiños. Pero quería tela a punto para cando vós viñerades. Amarrei a antena no alto do eucalipto. Mais os eucaliptos medran moi rápido e o tronco medio enguliu a antena. Era como unha póla de metal aló no alto. Cando pousaban os corvos, liñas quebradas. Cando os estorniños, puntiños negros.
“Agora que ves, pai-pai? Liñas ou puntos negros?
“Nada. Non ten calidade.
“Ela mostra cousas. É o libro de Elisée. Non o ves?
“Trae, déixamo tocar. Que ben feitos están os libros, carallo! Tardaron en atoparlles o xeito. Mais agora xa son da natureza, como enxertos das mans.
“E as miñas mans?
“Non vexo mans ningunhas, nena.
“Agarimouno na meixela: e se che toco, séntelas?
“El calou. Mais todo na súa cara acadou un sutil movemento.
“E a min, pai. A min non me ves?
“A ti, si, nena. A ti, si.”
(A ti, si, páx. 736)

Manuel Rivas, Os libros arden mal, Edicións Xerais de Galicia, 2ª edición, revisada polo autor (escapáronselle algúns erros :), febreiro 2007.