Wednesday 4 April 2007

¡Oh no!... unrequited love, but I don't feel bitter anymore


Antes de nada quiero pedir disculpas por el título facilón. No he tenido que pensar mucho; "¡Oh no!" es lo que digo, una vez se me pasan las arcadas, cada vez que llamo al servicio de atención al cliente de ONO y oigo esa voz empalagosa que dice: "¡Buenas tardes! Bienvenido a ONO". Es para acabar desquiciado, para ir al Manzanares y lanzarse y morir ahogado (¡si tan solo tuviera algo de agua!). La calidad del servicio, debo reconocer, es excelente: la desinformación que uno obtiene es total, junto con la absoluta pérdida de tiempo y dinero que supone descolgar el teléfono y marcar las cifras mágicas 1-4-0-0 ó 9-0-2-9-2-9-0-0-0 ó, para colmo, si vives en Madrid, 9-0-2-5-0-0-0-6-0, donde nunca consigues hablar con nadie porque después de darle tu número de NIF a la máquina, ésta sugiere que es erróneo y que tonto que eres y que te lo aprendas, y en vez de pasarte con alguna persona para ver lo que ha pasado, te cuelga. Como si colgando se solucionara el problema por el que llamaste. Y, lo peor, si quieres volver a intentarlo, prepárate para pasar por el mal trago de escuchar la voz bobalicona que te da la bienvenida, y vuelve otra vez con tu ¡oh no!, y total para qué, ¿es que esperas sacar algo en limpio? No se le podía haber puesto mejor nombre a la empresa: resume el servicio que estás comprando a la perfección: Esto es ONO, S. A. Unipersonal. ¡Te dejan solo y te las apañas como puedas! Tonto eres por no haber sabido leer las señales. Te las pusieron en bandeja.

Telefónica que tampoco se frote las manos. Su servicio de atención es tan malo como el de ONO —qué digo malo, es PÉSIMO—, pero al menos su página web es más informativa. Cuando decidí darme de alta en ONO, aparte de por tonto, lo hice porque Tania está con ellos y parece que no le va mal y porque mi experiencia con Telefónica, sin llegar a ser siquiera cliente de ellos, no fue del todo buena y quería aire fresco. Llegué a pensar que la de ONO no podía ser peor. Pero hete tú aquí que los niveles de degradación empresarial en este sector son muy profundos y oscuros.

Pero empecemos por el principio. Un buen día decidí que quería empezar a pagar los inflados precios de la banda ancha para poder conectarme a internet desde casa. Esto lo decidí en enero, aunque no fue hasta el último día del mes que envié mi solicitud de alta de línea gratuita a Telefónica. Como el edificio está en obras y se tiene que realizar una nueva instalación de telefonía para todos los vecinos el técnico que apareció por mi casa como una semana después de la solicitud me dijo que la instalación no se podía hacer. Unas semanas más tarde me vino la temible inspiración y me puse en contacto con ONO porque pensé que a lo mejor ellos no me pondrían problema. Efectivamente el comercial, cuando traté de comentarle el caso (y digo "traté" porque no me dejó ni hablar), me dijo todo resabido que no me preocupase, que la tecnología de Telefónica y la que ellos utilizan no tienen nada que ver; esto a sabiendas de que sería un técnico de Telefónica el que vendría a ponerme la línea. Yo de tonto voy y firmo el contrato. Pasan un par de semanas y me llaman los técnicos de Telefónica (de parte de ONO). Les comento el caso para no hacerles perder el tiempo ni perder el mío y me dicen nuevamente, como era de esperar, que no pueden ponerme la línea porque el edificio está en obras.

Unos días más tarde ONO se pone en contacto conmigo y me pregunta qué quiero hacer con la solicitud. Les digo que me esperen un par de semanas, que compraré yo el cable telefónico y lo tenderé y que a continuación pueden venir ellos a conectarlo. Sin embargo, después de dar una vuelta por las ferreterías, me doy cuenta de que no sé qué tipo de cable necesito. Llamo a ONO para preguntar por el tipo de cable:
    —Sí, hola, buenos días. Mire, tengo un contrato firmado con ONO y estoy a la espera de que me instalen la línea telefónica, para lo que tengo que comprar un cable, ya que al estar el edificio en obras me han dicho que no me lo pueden poner los técnicos. Quería saber qué tipo de cable necesito. Tendría que ir de la fachada de mi casa, en una segunda planta, hasta la planta baja, que es donde está la centralita del edificio.
    —Sí, por favor, dígame su DNI—me contesta, y mientras se lo voy recitando, pienso, "¿y en qué influirá mi número de DNI en la elección del cable?"—Mire, voy a hacer una solicitud para que le manden un técnico a su casa para que le diga el tipo de cable que necesita. Se pondrán en contacto con usted en las próximas cuarenta y ocho horas.
    —Y, perdone, pero no me podría pasar con el servicio técnico o alguien que me pueda decir el tipo de cable que necesito. Es que es una tontería que tengan que venir simplemente para decirme el tipo de cable que debo comprar.
    —No, cada caso es diferente. El técnico necesita ver cómo está la instalación para poderle aconsejar.
    —Bueno, vale—digo dudando—, muchas gracias.

Una semana y media después:

    —Hola, llamaba porque me ha llegado una carta a casa con una copia del contrato en la que se me pide que lo firme y lo envíe y no entiendo para qué ya que yo ya he firmado un contrato anteriormente y es igual que este.
    —Dígame su DNI por favor.
    —Es el ....
    —Pues no sé por qué le habrán mandado esa copia del contrato. No se retire por favor, le voy a pasar con el comercial que le atendió [...] ¿Oiga? Mire, no se encuentra disponible en este momento, le voy a dejar una nota y él le llamará para responderle a su consulta.
    —No creo que tenga nada que ver con él. Es que hace un par de semanas llamé a este teléfono y pedí que modificaran un dato en el contrato para que no apareciese mi nombre en el listín telefónico, pero creo que me dijeron que tenía que mandar un fax solicitando la modificación. No sé si esto estará relacionado con esa solicitud.
    —No lo sé, pero le dejaré una nota al comercial que le atendió para que le llame y él le aclarará la duda.
    —Es que francamente dudo que sepa algo del tema ya que no he hablado con él desde que hice la solicitud de alta. Ha quedado en llamarme en un par de ocasiones hace ya un mes y todavía no tengo noticias de él. ¿Está segura de que esta vez sí se va a poner en contacto conmigo?
    —Bueno, yo le aseguro que le voy a dejar una nota. Es que él estuvo de vacaciones en las últimas dos semanas y quizá por eso no le llamó.
    —Bueno, vale, muchas gracias. Ah... y tengo otra consulta. Hace una semana y media llamé para preguntar qué tipo de cable tengo que comprar para poder hacer la instalación de la línea en un edificio en obras. Quedaron en mandarme a un técnico y en que éste se pondría en contacto conmigo en dos días. Ya ha pasado una semana y media y todavía no tengo noticias.
    —Sí, no se retire por favor. Le voy a transferir.
    —Gracias.
    —Hola, buenas tardes—me dice una nueva teleoperadora. Le cuento el problema del cable—De acuerdo. Voy a abrir un parte de incidencia para informar de ello.
    —Ah, vale, muchas gracias. Y tengo otro problema. No logro encontrar en internet la página en la que se muestran las características del servicio de 2Mbps que he contratado. ¿Me podría decir cómo llegar a él?
    —Tiene que entrar en www.ono.es.
    —Es que ya he mirado en esa web y no encuentro nada. Me he descargado el catálogo completo de "combinados" y todo, y no aparece.
    —Es que aquí no tenemos internet, pero tiene que mirar por provincias.
    —Sí, ya lo he hecho. He puesto mi dirección y me dice que ese es el servicio que tengo disponible, pero no puedo ver sus características, simplemente puedo contratarlo... sin saber lo que estoy contratando.
    —Lo siento, no le puedo ayudar. Ya le he dicho que aquí no tenemos internet.
    —¿Y me podría decir un número de teléfono o algún sitio donde me puedan informar?
    —No puede llamar a ningún lado.
    —Ah, vale. Es que las condiciones del contrato que firmé no son legibles. Es como si fuera una foto demasiado ampliada y las letras no están claras. ¿Me podría enviar una copia de las condiciones que sea legible ya que no puedo informarme sobre el producto en internet?
    —Ya le hemos enviado una copia el día 19 de marzo.
    —Ah, es por eso que me enviaron esa carta. Es que me llegó otra copia del contrato y me pedían que la enviase firmada y no sabía por qué.
    —¡Pues porque la solicitó usted!
    —No, vamos a ver, yo no solicité otra copia del contrato, lo que pedí es que me mandasen las condiciones otra vez.
    —¡Y es lo que le hemos mandado!
    —No, me han mandado una copia del contrato con una carta que dice: "Y para trami...
    —Usted...
    —Perdóneme un momento, estoy leyendo... "Y para tramitar correctamente su solicitud, por favor compruebe sus datos y remítanos la copia del contrato firmado lo antes posible".—Aquí ya se me empezó a quebrar la voz, me tuve que parar un rato para coger aire y relajarme, aunque la ira me vencía—Si me dicen que tengo que enviarlo firmado, ¿qué quiere que piense yo? Además, las condiciones son igual de ilegibles que las primeras que me dieron.
    —Bueno, esa es la versión de las condiciones que tenemos. Lo único que puedo hacer es solicitar que le envíen una nueva copia del contrato a casa.
    —Bueno, vale, si eso es lo único que pueden hacer... pero, por favor, no me manden una carta en la que me digan que les remita el contrato firmado... Y, oiga, ¿no tendrán al menos copias de las condiciones con letra más grande para personas con dificultades de visión?
    —No.
    —Bueno, pues nada más. Muchas gracias.
    —Gracias a usted. Buenas tardes.

En este momento decidí que ya no quiero nada con ONO. Ni que decir tiene que unos días después me llegó a casa una carta de ONO con otra copia del contrato y otras condiciones igual de ilegibles que las dos primeras en que me pedían que les enviase el contrato firmado lo antes posible. Por muy baratos que sean, pagaré más por los servicios de cualquier otra compañía, pero no quiero saber nada de ONO. Nuestros caminos se separan desde ahora y para siempre. Sin rencor.

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