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Últimamente estamos yendo a exposiciones excelentes. Si el sábado empezamos la Noche en blanco con "Tesoros sumergidos de Egipto" en el Matadero de Legazpi, esta tarde hemos ido a "Bodies: the Exhibition" en el teatro Carlos III de la calle Goya. Gracias a una información de Omar, y después de consultar la página de promociones de la exposición, conseguimos 3,50€ de descuento sobre nuestros precios respectivos presentando la tarjeta de la Fnac. Existen otras formas de conseguir descuentos, incluyendo códigos promocionales que han aparecido en Telemadrid y en la Cadena Cope o con los tickets de Madrid Visión. Si alguien tiene intención de ir a la exposición, que es muy recomendable por lo instructiva y entretenida que es, le sugeriría que consultase esa página para comprobar si se puede beneficiar de algún descuento.
Una de las muestras que más me impresionaron de la exposición fue la piel completa de la parte frontal de un hombre, incluidas las palmas de las manos (que debió de ser lo más complicado de obtener a juzgar por lo sangradas que se encontraban, y no me extraña que haya sido así), la cabeza, e incluso, más abajo, el escroto y la piel del pene. Faltaban únicamente el ombligo, las cejas, los párpados y los labios. Era como un disfraz macabro que me hizo pensar en Leatherface de la Matanza de Texas. A su lado, se encontraba el primer hombre desollado de cuerpo entero de la exposición. Conservaba las cejas, los párpados, los labios, el ombligo y el ano, y resultó difícil no pensar que a él pertenecía la piel de al lado. Probablemente no, pero así nos pareció en ese momento y así sigo imaginándolo ahora. Mirándolo a la cara de frente, me sorprendió su aspecto nada perturbador; al contrario, casi lo calificaría de amable y atractivo. El objetivo del espécimen era mostrar la diferentes capas de músculos después de que hubiésemos visto ya el esqueleto completo en la sala anterior. En las salas sucesivas se tratarían los sistemas nervioso, respiratorio (con especímenes con pulmones en estado deplorable a consecuencia del tabaco y la contaminación), circulatorio, digestivo y reproductor, siempre de una manera amena y, obviamente, muy visual, que puede que no ayude a recordar términos como el "movimiento peristátilco" de las paredes del esófago, pero sí deja muy claro el funcionamiento de los órganos más importantes.
La exposición se cerraba con una sucesión de frascos con fetos en distintas etapas de gestación expuesta en un ancho pasillo oscuro tras una nota de advertencia y al lado de una salida alternativa. Nos sorprendió a Tania y a mí el fuerte desarrollo que experimenta el feto entre la octava y la novena semanas. En la octava es un moco blanco que podría pasar por renacuajo albino mientras que en la novena se convierte en un hombrecito en miniatura. Y se hizo inevitable pensar en el aborto y en hasta qué semana se debería poder abortar, y en la chica que llamó a Territorio Comanche el día anterior para contar que varios médicos le habían confundido un embarazo con una gastritis, primero, y luego con piedras en el estómago, y que no fue hasta el quinto mes que se enteró de que en realidad estaba embarazada. Habrá dañado el hígado y al bebé con tanta pastilla. En la décima semana, el feto ya abre la boca y chupa el dedo, y en la vigésima octava, es como un muñeco con los ojos cerrados y la nariz poco definida, y con arrugas en la zona de las clavículas, mientras que en la trigésima segunda la barriga se le hincha y la piel se le vuelve más tersa en la zona del pecho y hombros a cambio de aparecerle pronunciadas arrugas en la cara, que le desaparecerán al poco de nacer (esto lo digo por experiencia personal).
A la vista de todo esto, parece que lo mejor sería no abortar después del segundo mes de gestación, independientemente de que Tania estuviese dispuesta a hacerlo con tal de no llevar un monstruo así en su interior. Yo casi me animaría más a denominarlo "monstruo" en los dos primeros meses, aunque de reducidas dimensiones, porque es más como una larva que cualquier otra cosa, pero puedo entender que no quiera llevar un ser extraño con vida propia en su interior, que se mueve, crece y se alimenta de lo que ella come.