El capuchino... Cuando saqué el paquete de café molido de Saimaza y lo abrí, apestaba. Supongo que este tipo de cafés hay que consumirlos rápidamente y no tenerlos abiertos durante dos meses (incluso si los cierras con una pinza para tenerlos más protegidos). Aun así, puse dos cucharadas en la cafetera y me hice el café. No olía en absoluto a café recién hecho, como cuando lo abrí en julio para darle su indispensable café matutino a Christina, y antes de continuar agregando ingredientes, lo probé. No me gustó y lo volqué con decisión en el fregadero. Después lavé el filtro de la cafetera y saqué el bote de Nescafé. En esta foto se ve media taza de agua muy caliente con dos cucharadas de Nescafé Cappuccino.
A última hora decidí que podría venirle bien un poco de chocolate. Aquí se ven dos trocitos antes de meterlos en el microondas.
Hice una bola de helado de turrón y la puse sobre este plato limpio simplemente para la foto. Podría haber utilizado helado de dulce de leche o de frutas del bosque, que son los otros dos tipos que tengo. El de frutas del bosque es muy fresquito, pero que con las frutas y eso, no creo que hubiese combinado muy bien con el café. El helado de turrón sabe exactamente igual que el turrón blando, y es, al igual que este, también bastante empalagoso.
Añadí el chocolate fundido, removí y rellené la taza con leche caliente. A continuación introduje la bola de helado en el café.
Un poquito de nata montada para darle el toque final.
Todo dispuesto en la sala multifunción para entrar al ataque.
Me gustó la combinación. Creo que el turrón blando y el café van bien juntos... Ah, y antes de prepararme esto, me tomé un zumo de naranja, un kiwi y una pera. El desayuno no fue tan poco saludable como parece después de todo.
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