Intestinos

Llegué tarde a la piscina esta mañana. Eran las 9:50 cuando abrí la puerta del vestuario. Estaba lleno de deficientes mentales que debían de tener clase a continuación, o que quizá ya la habían tenido. No me fijé en si estaban mojados o no. Apurado como estaba y con las gafas empañadas, introducir el libro de Manuel Rivas, que llevaba en la mano desde la salida del metro, en su bolsa de El Corte Inglés, si bien fue comprado en la Fnac de A Coruña y la bolsa en la que venía originalmente la utilizo para llevar las sandalias, mantenía ocupados mis sentidos. Esto no impidió que me llegara un hilillo de una conversación que se desarrollaba detrás de mí a mi derecha:

    —...a Ana la han denunciado.
    —¿Ana?
    —Sí, la hermana de Luis.
    —Ah.
    —La han denunciado por acoso sexual.

Reprimí una carcajada. Me impactó la naturalidad con la que contaba la historia ante el desinterés de su interlocutor. Después se fue hacia la puerta que da a la piscina y se puso a hablar con otro.

Ayer cuando volvía al despacho después de comer con el agua para el té, Tarik se quejaba a Tania de que cuento todo lo que él dice (no sé cómo pudo comenzar esa conversación en mi ausencia. ¿Hablan de mí a mis espaldas?). Venía a insinuar que nunca más me contaría nada para que así yo no lo pudiera divulgar. Es cierto que cuando me quedo sin temas de conversación, recurro a lo primero interesante que me viene a la cabeza, y él suele ser uno de mis recursos favoritos por lo chocante de sus afirmaciones. No es cierto que lo cuente todo, sin embargo. Selecciono la información que me parece que puedo contarle a cada uno, ya que mi intención nunca es perjudicar a nadie, sino salir un poco del paso en los momentos incómodos en que no se me ocurre nada que decir.

El deficiente me hizo pensar en esa conversación de ayer. En el fondo no somos tan diferentes. La gente tendría que tener cuidado con lo que dice en su presencia y Tarik debería también medir sus palabras en la mía. Tarik dice que estoy hecho todo de intestinos y que es por eso que no engordo a pesar de comer tanto. Supongo que esos intestinos oprimen mi pequeño cerebro, no dejándolo funcionar correctamente. Al final todo tiene una explicación.