Wednesday 15 October 2008

Bicharraco inmundo

Después de los voladores, los bichos que más miedo me dan son los saltadores, seguidos de los que caminan rápidamente, los que lo hacen más lentamente y los que se arrastran. Aquí no considero a las serpientes. Estas me dan más miedo que ningún otro, pero a estas no las llamaría bichos. Nunca bajaría corriendo de mi habitación después de ver una serpiente en mi cama y le diría a mi madre, "Hay un bicho en mi cuarto". No hay un bicho, HAY UNA SERPIENTE. Son palabras mayores.

Así que imaginaos la escena. Estáis en la sala sentados en la silla del escritorio dividiendo vuestra atención entre vuestra madre, que está al teléfono, y un episodio de Dirty Sexy Money, y, sin avisar, os llega un sonido como de matraca de debajo de la silla. Naturalmente os levantáis, giráis un par de veces la silla y la hacéis rodar un rato por el suelo de parqué con el oído atento en busca del problema. No oís nada extraño, así que os sentáis de nuevo.

Al cabo de media hora, esta vez hablando con vuestra hermana, vuelve a sonar la matraca debajo de la silla, y esta vez lo hace de tal forma que os levantáis de un salto pensando, con fundamento o sin él, tampoco tenéis mucha experiencia selvática, que hay una serpiente en la sala, por muy imposible que parezca que una serpiente haya podido colarse en un quinto piso del centro de Madrid. A serpiente os ha sonado, y habiendo quedado claro esta vez que no ha sido la silla porque el sonido se repitió unos segundos después de haberos erguido, en vuestro cerebro seguís visualizando la fuente del ruido como una serpiente y oteáis alrededor en busca de algún indicio de su presencia. Con una pequeña linterna, envalentonados por el apoyo sonoro a través del auricular, examináis los bajos del sofá, y constatáis que es de urgencia moverlo para limpiar debajo, y tomáis nota mental de ello para la limpieza general del domingo siguiente. No hay rastro del animal. Vuestra hermana os confirma que oyó el ruido y que cree que es del móvil, peores ruidos ha hecho otras veces, dice. Pero a vosotros no os conforta, solo os sirve para confirmar que el ruido provino de vuestra sala, y no podéis dejar de pensar que no sonó en mono, sino en Dolby Surround 5.1 por lo menos, y entonces recordáis las palabras de Tania: "¿Tu tele tiene sonido envolvente, no?" "Eh, nunca me había fijado, la verdad, pero ahora que lo dices", y apretáis al botón del mute en el mando. Escucháis. Nada. Silencio.

Colgáis y os vais a prepararos unas uvas a la cocina. Ponen Buenafuente en la tele ahora. A punto de meter una uva en la boca, esta vez sentados en una de las sillas de la mesa de comedor debido a que la del escritorio no os genera confianza, con la sonrisa empezando a desvanecerse para separar los labios y hacerle hueco, giráis medio cuerpo porque sois de naturaleza nerviosa y no os podéis quedar un segundo quietos, y veis un insecto enorme en la pared, unos cuarenta centímetros por encima del monitor. Si la sonrisa no se os había acabado de borrar mientras abríais la boca para introducir la uva, ahora seguro se ha desvanecido del todo. Dejáis la uva en el plato, os ponéis a la pata coja y os sacáis la sandalia del pie derecho. Y os acercáis. Un cuarto de paso. Chuuus. Otro cuarto de paso. Y salta. Tragáis saliva. Al sofá, os ha parecido que ha ido. Os quedáis de piedra con la sandalia en la mano y movéis los ojos lentamente a la izquierda. Cuando comprobais la inexistencia de peligro inminente os ponéis la sandalia en el pie derecho sin movimientos bruscos y, como si la cosa no fuera con vosotros, hacéis mutis por el foro.


Después de este ejercicio de imaginación, estáis en condiciones de entender que me metiera en mi habitación y cerrase la puerta detrás de mí. También que mirase, dentro, a mi alrededor con suspicacia, me inspeccionase a mí mismo en los espejos de las puertas correderas del armario, asegurándome de que no llevaba la bestia parásita sobre mí, y procediese inmediatamente a desvestirme para ponerme a continuación ropa de calle por si tenía que salir huyendo de la casa y llamar a los bomberos.

Con gran sigilo abrí la puerta. Comprobé que no había moros en la costa, salí y empecé a caminar. Miraba de derecha a izquierda con pasadas rápidas. Y allí lo vi, encima de la mesa, inmóvil. Levanté la pierna derecha otra vez, me saqué la sandalia, aproximé la mano lentamente y ¡ZAS! Todavía se movía. ¡Zas! otra vez. Era la una menos cuarto, demasiado tarde para llamar a alguien y decirle que tenía un bicho muerto encima de la mesa. Le mandé un mensaje a mi hermana: "Mari, era un saltamontes o algo así. Qué susto me ha dado cuando lo vi en la pared encima del monitor! Ahora está muerto en la mesa. Espero q no haya más. Jose"

Estoy paranoico ahora.



(Fotos tomadas a la mañana siguiente)

9 comments:

NX said...

Pero qué bruto!! Pobre animalito!!

Jose said...

¿Pobre animalito dices? ¿Y quién se compadece de mí?

Unknown said...

Puaj!!! Te entiendo perfectamente. Me dan tanto repelús que la sensación puede acercarse al pánico. Tal vez sea por estas cosas que no me gusta quedarme sola en casa, que alivio pensar en Nico y en lo grandes que son sus zapatillas. El otro día se nos coló un pájaro en el 08, tampoco me gustan los pájaros. Ningún animal que se mueva me inspira confianza.

Cuando nos toque el Euromillón contrataremos a alguien para que se asegure de que no hay bichos en nuestros áticos, mansiones o lo que sean ¿vale?

Esta vez sí pude poner el comentario!!!!

Jose said...

Al final, si nos toca el Euromillón terminaremos siendo unos pijos rematados, con sirvientes y todo. ¡Me niego! :) Yo solo quiero mi ático con piscina y jacuzzi y una terracita en la que poner los muebles de jardín que tienen en exposición en Alcampo a principios de verano y que uno no sabe quién va a querer comprar en el centro de Madrid teniendo en cuenta que casi todo el mundo que va a comprar ahí vive en pisos sin terraza o con terrazas minúsculas en las que no cabe casi ni el tendedero de la ropa. Yo quiero ser uno de los afortunados con terraza de 30 m2 + piscina, y quiero tener la opción de renunciar a comprar los muebles en Alcampo o Ikea y decantarme en su lugar por los de La Oca :)

ChriSmilla said...
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ChriSmilla said...

buen susto te debio de dar el bicho, si hasta llegaste a superar tu aversion hacia los sms!! :pp

Jose said...

Algo bueno tenía que salir de todo esto!! jajaja

Tania said...

Uff ahora que veo mejor las fotos..QUE GRANDE!!! VAYA SALTAMONTES!!!

NX said...

Pobre saltamontes... ¿que quién se compadece de ti? Pobrecito!!!! amenazado por un animal de... hum... ¿cuánto pesas? ¿65 como poco? amenazado por una bestia de... (más dos, me llevo una...)0.0001 veces tu peso!!! Probablenmtne he hecho mal la cuenta, pero me refería a que el pobre bichillo como mucho pesaría 6.5g. Ay!!! Pobrecito... seguro que ni le proporcionaste un entierro digno...

Lo del entierro es coña pero que sepas que me parece fatal que no lo echaras por la ventana y le dejaras vivir. Hala.